La seriedad con la que se perciben las obras de arte, en virtud de su valor simbólico y económico, su integración en una disciplina académica–donde priman los datos documentados– y su desfuncionalización han desdibujado las pretensiones jocosas originales de muchas piezas. La autonomía estética diluye toda circunstancialidad, muy en particular en el espacio sacralizado del museo, donde no se invita a reír. Sin embargo, desde la Antigüedad, las imágenes han incorporado recursos humorísticos con fines diversos, muchos de los cuales reconocemos en las pinturas y esculturas que guardan las grandes colecciones históricas, del Renacimiento al siglo XIX. Nos encontramos con escenas extravagantes, tipos grotescos, alteraciones de género, caricaturas de la vida a través de los animales, engaños, travesuras, sátiras, ironías, parodias, momentos ridículos, asuntos pícaros, humor negro o muecas cómicas. La gracia que provocaron en los destinatarios a quienes iban dirigidas, con la intención llamar su atención, y que todavía puede suscitar en nosotros forma parte esencial de su conocimiento y de su atractivo estético.
CARLOS REYERO
Historiador del Arte
Catedrático de Historia del Arte en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y de la Universidad Autónoma de Madrid hasta 2019. Es becario de la Academia de España en Roma en 1991-1992 y 2002 y director del Departamento de Historia y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid entre 1999 y 2001. Entre 2019 y 2020 dirige del Museo de Bellas Artes de Valencia. Mantiene una constante actividad divulgativa con numerosas publicaciones e intervenciones en congresos nacionales e internacionales. Destaca su labor como comisario de las muestras: Cervantes y el mundo cervantino en la imaginación romántica, Roma: Mito, modernidad y vanguardia. Pintores pensionados en la Academia de España (1900-1936) o La época de Carlos V y Felipe II en la pintura de historia del siglo XIX. Es académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona.